Bezas, el paraiso del rebollón

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Llegadas estas fechas, es visita ineludible para los amantes de las setas un recorrido por nuestros pinares, el disfrute está asegurado

La recolección de rebollones es una actividad lúdica que cada vez tiene más adeptos, si bien algunos la realizan para conseguir unos recursos económicos, otros muchos la practican como mero placer para su consumo personal.

El nombre científico del Rebollón, en nuestro pueblo siempre conocido como «mizclos», es Lactarius deliciosus, pertenece a la familia Russulaceae, -visita el apartado del Reino Fungi en naturaleza-.

Los robellones aparecen según la climatología reinante entre principios de otoño y mediados del invierno en zonas de pinares, siendo bastante abundantes en años lluviosos. Estos viven formando micorrizas y en nuestros parajes «se dan» muy bien. Los Callejones, Las Tajadas, La Laguna, cualquier pinar del Rodeno es bueno para pasar unos momentos inolvidables.

Su sombrero es convexo en su nacimiento, evolucionando a extendido y finalmente deprimido con forma de embudo. Es bastante quebradizo a pesar de su carnosidad. Su diámetro es variable y puede ir desde los cinco centímetros a ejemplares que han superado los 30. Posee un color típico anaranjado sobre el que aparecen manchas verdes en su madurez. Siendo una seta inconfundible también por el látex anaranjado que podemos ver si la presionamos.

Su pie es corto con respecto al sombrero, de forma cilíndrica y algo más estrecho en su base. Puede llegar casi a los 10 centímetros y es de color naranja con consistencia quebradiza.

El rebollón -robellón-, es una seta ideal para ser cocinada a la plancha, con patatas con costillas y en un sinfín de recetas que harán disfrutar al paladar más exigente. Dentro de la familia de los rebollones, no todos tienen ni el mismo sabor ni la misma intensidad olfativa, encontramos muchas variantes, el Lactarius Sanguifluus, nuestro «borracho», es mucho más fuerte tanto de aroma como de sabor.

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